Romería de La Fuensanta (Laspuña)

foto_hor_500  La tradición recoge que en torno al año 530, San Victorián atravesó los Pirineos con un grupo de discípulos a la edad de cincuenta años. En las proximidades de Laspuña obró un gran milagro, golpeando con su báculo la tierra y haciendo surgir de la fuente que todavía hoy conserva el nombre de La Fuensanta.

foto_hor_500 Durante siglos los romeros acudieron a la ermita de la Fuensanta bajo la imploración de "¡Agua, Dios, Victorián!" que formaba parte de las rogativas que se realizaban en el monasterio para que lloviera.

Se trataba de un ritual propiciatorio de gran relevancia en el que aunaban esfuerzos todos los vecinos de un amplio territorio que en ocasiones llegó a aglutinar 74 pueblos del actual Sobrarbe, Ribagorza y Somontano.

foto_hor_500 En época de sequía, cuatro monjes trasladaban el Arca con las reliquias del santo hasta La Fuensanta. En comitiva les seguían los vecinos de cada pueblo, en un orden concreto preestablecido, portando cada cual la bandera que los identificaba.

Al llegar al límite del término, eran recibidos por los vecinos de Laspuña y juntos continuaban la marcha hasta La Fuensanta.

foto_hor_500  Una vez allí sumergían el Arca en la fuente. Si en el camino de retorno al monasterio el Arca pesaba, eso quería decir que las nubes se iban a cargar de agua y llovería. Por el contrario, si el Arca estaba ligera, se predecía una preocupante ausencia de precipitaciones.

En 1619 el Papa prohibió que el Arca fuera sumergida, pero parece ser que el ritual continuó celebrándose cuando era menester.

Si este ritual no había sido efectivo, se procedía a realizar una nueva rogativa en otro lugar emblemático en la vida del santo: la ermita de la Espelunga

foto_hor_500 Los vecinos y vecinas de las poblaciones cercanas continúan celebrando cada año la romería a la Fuensanta.

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